Huellas de la cultura judía

Cartel de la exposición.

La Exposición itinerante “Huellas de la cultura judía en Lorca” pretende mostrar el legado histórico, patrimonial y cultural de la presencia judía en la ciudad de Lorca en época medieval. Aunque probablemente ya habría una comunidad judía en etapas precedentes es en el período bajomedieval cuando contamos con más información sobre ella, proveniente tanto de fuentes documentales como arqueológicas, gracias a los hallazgos realizados en los últimos años en la fortaleza lorquina.

 

 

La diáspora judía en la península ibérica

El exilio judío fuera de la Tierra de Israel.

Durante la Antigüedad los judíos buscaban una tierra en el Mediterráneo oriental donde vivir y constituirse como reino. Lo consiguieron con Salomón, en el Reino de Judá, en el Antiguo Israel.

Pero en el año 586 a.c. hubieron de dispersarse por primera vez tras la conquista del Reino de Judá por Nabucodonosor II, rey de los babilonios. En el año 70 d. C., se produjo un segundo exilio cuando el futuro emperador romano Tito aplastó una rebelión judía en la provincia romana de Judea.

A partir de este momento los judíos se distribuyeron por todos los rincones del Imperio Romano, en el fenómeno conocido como Diáspora. En el Bajo Imperio Romano, cuando el cristianismo ya se había implantado como religión oficial en el Mediterráneo, los judíos se convirtieron en una minoría religiosa.

Diáspora judía a partir del Imperio Romano y su llegada a la península Ibérica

El origen de los judíos en la península Ibérica ha sido motivo de leyendas y tradiciones, pero lo cierto es que las fuentes literarias y arqueológicas atestiguan la presencia judía en el territorio peninsular durante época romana. En la inscripción de un sepulcro encontrado en Adra (Almería) se proclama la condición judía de una niña llamada Salomonula. También se han encontrado evidencias de la práctica del culto judío en el siglo IV en las inscripciones del pavimento de mosaico de la sinagoga de Elche.

 Vista de la Torre Alfonsina que corona el cerro del Castillo (Lorca, Región de Murcia)
Vista de la Torre Alfonsina que corona el cerro del Castillo (Lorca, Región de Murcia)

Lo más probable es que la presencia judía en la península ibérica se remonte a la colonización fenicia, dado que los hebreos tuvieron estrechas relaciones comerciales con este pueblo que frecuentaba el occidente mediterráneo. Se piensa que los judíos debieron establecerse primero en la costa mediterránea peninsular y desde allí se introdujeron al interior.

Aunque en Eliocroca (Lorca) no está confirmada su presencia durante este periodo, en sus proximidades se documentó una lucerna con menorá en contexto funerario en la necrópolis tardorromana del Molino en Águilas.

La Diáspora Sefardí (1492)

Durante la Edad Media los judíos tuvieron que convivir en el territorio peninsular en una sociedad configurada mayoritariamente por musulmanes, en primer lugar, y por cristianos, años más tarde.

El 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, promulgaron un decreto de expulsión de sus reinos de los judíos peninsulares (los sefardíes), que se exiliaron en los reinos de Portugal y Navarra. Cuando hacia 1498 también fueron expulsados de estos territorios, emigraron hacia África del Norte, el Imperio Otomano, los Balcanes e Italia, aunque también se establecieron en otros puntos de la Europa Occidental y de América.

Diáspora de los judíos sefardíes tras la expulsión de 1492.
Diáspora de los judíos sefardíes tras la expulsión de 1492.

En estas zonas de acogida los sefardíes formaron comunidades autónomas y dinámicas, experimentando una “edad de oro” entre los siglos XVI y XVII. En el norte de África se consolidó una fuerte comunidad sefardí, sobre todo en Fez y Marrakech. En Italia los conversos volvieron al judaísmo y los exiliados formaron prósperas comunidades desde Pisa a Liorna. El espacio otomano se convirtió en el corazón del mundo sefardí entre 1492 y 1945.

 

Visiten la Web de la exposición, de donde están tomados estos textos.

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